Reflexiones

Ser maestro
 
Ser maestro ha sido una tarea difícil, hermosa, de enseñanza y de aprendizaje, pero sobre todo, una tarea que implica dejar el alma y el cuerpo en tan bonita profesión como lo es la docencia.
 
Ser maestro es tener un cúmulo de experiencias agradables que me te enriquecen, y otras que te implican un gran esfuerzo para resolverse, de las cuales aprendes mucho más.
 
En la vida se toman decisiones, ¿qué coche comprar? ¿qué casa es la mejor para mí? pero una de las más importantes es ¿qué quiero estudiar?
 
Tener la oportunidad de prepararme profesionalmente como Licenciado en Educación, es una de las mejores decisiones que tomé en la vida. Pues el maestro enseña a sus alumnos, pero a su vez, aprende de ellos. El maestro promueve valores dentro de la escuela, pero es el responsable de practicarlos fuera de ella. El maestro dicta, muestra e informa pero también depende, colabora y fraterniza. Un buen maestro no olvida a su buen alumno, pero menos al niño que requería cariño, que le faltaba un peso para comer. El maestro se interesa por sus alumnos, más allá de los horarios establecidos. Un buen maestro no termina su trabajo al escuchar el timbre, su responsabilidad la lleva consigo hasta el día de su muerte. Un  buen maestro reconoce que no es perfecto, ni que tiene todas las respuestas, pero se compromete a investigar, y cuando no puede, solicita ayuda.
 
La tarea del maestro no es única, pero es muy especial. Suena trillado pero el maestro alivia, aconseja, invita, juega, prevé, ama.
 
Procura ser el maestro de ti mismo, enséñate y demuéstrate que eres capaz de aprender día a día, y preocúpate por que tus alumnos, al tomar las decisiones importantes en sus vidas, hagan una breve pausa para recordar tus palabras y tomarte como referencia.
 
Ocúpate de tus alumnos el día de hoy, que la evaluación más justa te la aplicará la misma vida el día de mañana.
 
Sé un maestro, y aprende junto a tus alumnos.

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